Habian llegado al hotel, después de cenar y presenciar una función de ópera. Christian estaba cansado, en cambio Elliot, estaba decidido a pasárselo bien. en la zona de ocio de Portland. Había infinidad de preciosas chicas pululando por la calle, y él estaba decidido a no desperdiciar la ocasión. Hacía poco que había dejado una relación de meses con una atractiva arquitecta, pero él no deseaba comprometerse, y decidió cortar de inmediato, a pesar de que en la cama era una fuera de serie.
-¿ Seguro que no quieres venir? Mira que todo está lleno de jovencitas deseosas de correrse una juerga
- De verdad Elliot, ve tu. Yo voy a ducharme, trabajar un rato y me meteré en la cama pronto. Diviértete, hermano. - Pensaba sonriendo - He zanjado la cuestión con mi hermano. No me apetece salir, además debo ultimar un asunto urgente .
Se sirvió una copa y se tumbó en el sofá para ver si la televisión; era lo más atrayente que se le ocurría hacer para matar unas horas. Pero no fue así. La apagó, encendió su portátil y se dispuso a repasar los documentos que tenía frente a si. Estaba a punto de dejarlo, cuando su teléfono repiqueteó. Lo dejó sonar tres veces; no pensaba responder, pero el nombre reflejado en la pantalla, hizo que conectara de inmediato. Era ella, de nuevo ella. Al fin tenía noticias suyas.
-¿Si ?
-Buenas noches señor Grey. No sé porqué me ha enviado ese regalo. Es excesivo así que voy a devolverlo. Se lo agradezco, de verdad, pero no era necesario que se molestara. No entiendo el motivo , ni sé porqué lo ha hecho. La última vez que nos vimos dijo que no quería volver a verme. Que me fuera
- No fue así exactamente, Anastasia. . Mi deber era advertirla de que soy un hombre complicado y que para una chica tan vulnerable como usted iba a ser un disparate. Y creí tenia que disculparme por la salida tan precipitada de la cafetería. Además no deseo tener ningún compromiso con nadie
-¿ Quién ha hablado de compromiso ? Creo que yo no. La verdad no se de dónde saca esa historia. No tengo ningún interés en volver a verle. Es usted rarito, la verdad. Es la primera vez que me ocurre con alguien. Siempre he tenido que ser yo la que rechazara a algún chico. Claro, que usted no es cualquier chico. Adiós
-¡ Me ha dejado con la palabra en la boca!. ¡ Habrase visto esa mocosa ! Se va a enterar- -. Pulsó el número de ella, y en respuesta, una voz insegura le contestó
-Anastasia ¿ qué te ocurre, te encuentras bien ? - La comunicación se interrumpió y como fondo escuchó una arcada descomunal y a continuación las cataratas del Niágara saliendo de una boca.
- ¿ Eres tu Anastasia ? ¿ Qué te pasa ? Iré a buscarte para llevarte a casa
- No hace falta, se me pasará enseguida.
-Quédate donde estás. Tardo cinco minutos - Escuchó una sonora carcajada de una algo incoherente señorita Steele
- No creo que llegues a tiempo. Mi estómago... - y no pudo continuar, las náuseas volvían una y otra vez. Pareciera que el estómago se le había dado la vuelta.
Y fueron cinco escasos minutos, los que Grey tardo en localizar a la muchacha que Dios sabe donde estaría, y quizá correría algún peligro en su estado. Mientras conducía a bastante velocidad,, comprobaba por GPS su localización , y murmuraba exasperado entre dientes
- Está visto que no hay forma de librarme de ella
Llegó al lugar en donde posiblemente estuviera y la buscaba entre los grupos de jóvenes que celebraban su fin de curso. Todos estaban más o menos bebidos, lo que le alarmó aún más. Tardó en localizarla, pero al fin dio con ella. Estaba a punto de caer redonda al suelo, pero sus brazos pudieron sujetarla antes de que perdiera el conocimiento.
- ¡ Señor !. Tiene la ropa algo sucia y apesta a alcohol. Su rostro está pálido y de sus labios brotan palabras incoherentes que no logro entender.
Después de limpiar con su pañuelo la boca de los restos del último vómito, la cogió en brazos y la llevó hasta el coche. La llevó hasta su casa, pero no había nadie; "seguro que su compañera de piso también estaba de juerga". Volvió sobre sus pasos, y se decidió por llevarla a su hotel.
- Uf..., ¿ cuánto alcohol habrá ingerido?. ¡ Pero si yo también huelo a vómito !. - Porque al transportarla en sus brazos, se había impregnado su ropa-. La tumbaré en la cama. ¡ Menos mal !, finalmente se ha dormido .
Se paró un momento delante de ella y contemplo su pálído rostro. Aún le pareció más bonita que la última vez que estuvieron juntos, aunque la situación no era muy reconfortante. Se rascó la nuca, indeciso ¿ qué hacer con esta chica? Al fin se decidió y comenzó por quitarle las deportivas, los calcetines y los pantalones. La incorporó suavemente en la cama para no despertarla y también le sacó la camiseta. Estaba ante él en ropa interior, y sin embargo no le producía ningún pensamiento obsceno, muy al contrario, acarició su mejilla suavemente, sin a penas rozarla, y sonrió
- ¿ Qué voy a hacer contigo, pequeña Anastasia ? La taparé, no quiero que además de la borrachera, termine enfriándose. Apagaré esta luz para que no la moleste. Recogeré toda la ropa y la enviaré a la lavandería, y también la mía, que apesta.
. A continuación se metió en el baño para tomar una ducha. Él también olía mal , pero no le importó. Quizá el destino jugó una baza a su favor, puesto que no pensaba volverla a ver, y allí estaba durmiendo plácidamente en su cama.
-Estás a salvo, Steele. Duerme tranquila.
-¿ Seguro que no quieres venir? Mira que todo está lleno de jovencitas deseosas de correrse una juerga
- De verdad Elliot, ve tu. Yo voy a ducharme, trabajar un rato y me meteré en la cama pronto. Diviértete, hermano. - Pensaba sonriendo - He zanjado la cuestión con mi hermano. No me apetece salir, además debo ultimar un asunto urgente .
Se sirvió una copa y se tumbó en el sofá para ver si la televisión; era lo más atrayente que se le ocurría hacer para matar unas horas. Pero no fue así. La apagó, encendió su portátil y se dispuso a repasar los documentos que tenía frente a si. Estaba a punto de dejarlo, cuando su teléfono repiqueteó. Lo dejó sonar tres veces; no pensaba responder, pero el nombre reflejado en la pantalla, hizo que conectara de inmediato. Era ella, de nuevo ella. Al fin tenía noticias suyas.
-¿Si ?
-Buenas noches señor Grey. No sé porqué me ha enviado ese regalo. Es excesivo así que voy a devolverlo. Se lo agradezco, de verdad, pero no era necesario que se molestara. No entiendo el motivo , ni sé porqué lo ha hecho. La última vez que nos vimos dijo que no quería volver a verme. Que me fuera
- No fue así exactamente, Anastasia. . Mi deber era advertirla de que soy un hombre complicado y que para una chica tan vulnerable como usted iba a ser un disparate. Y creí tenia que disculparme por la salida tan precipitada de la cafetería. Además no deseo tener ningún compromiso con nadie
-¿ Quién ha hablado de compromiso ? Creo que yo no. La verdad no se de dónde saca esa historia. No tengo ningún interés en volver a verle. Es usted rarito, la verdad. Es la primera vez que me ocurre con alguien. Siempre he tenido que ser yo la que rechazara a algún chico. Claro, que usted no es cualquier chico. Adiós
-¡ Me ha dejado con la palabra en la boca!. ¡ Habrase visto esa mocosa ! Se va a enterar- -. Pulsó el número de ella, y en respuesta, una voz insegura le contestó
-Anastasia ¿ qué te ocurre, te encuentras bien ? - La comunicación se interrumpió y como fondo escuchó una arcada descomunal y a continuación las cataratas del Niágara saliendo de una boca.
- ¿ Eres tu Anastasia ? ¿ Qué te pasa ? Iré a buscarte para llevarte a casa
- No hace falta, se me pasará enseguida.
-Quédate donde estás. Tardo cinco minutos - Escuchó una sonora carcajada de una algo incoherente señorita Steele
- No creo que llegues a tiempo. Mi estómago... - y no pudo continuar, las náuseas volvían una y otra vez. Pareciera que el estómago se le había dado la vuelta.
Y fueron cinco escasos minutos, los que Grey tardo en localizar a la muchacha que Dios sabe donde estaría, y quizá correría algún peligro en su estado. Mientras conducía a bastante velocidad,, comprobaba por GPS su localización , y murmuraba exasperado entre dientes
- Está visto que no hay forma de librarme de ella
Llegó al lugar en donde posiblemente estuviera y la buscaba entre los grupos de jóvenes que celebraban su fin de curso. Todos estaban más o menos bebidos, lo que le alarmó aún más. Tardó en localizarla, pero al fin dio con ella. Estaba a punto de caer redonda al suelo, pero sus brazos pudieron sujetarla antes de que perdiera el conocimiento.
- ¡ Señor !. Tiene la ropa algo sucia y apesta a alcohol. Su rostro está pálido y de sus labios brotan palabras incoherentes que no logro entender.
Después de limpiar con su pañuelo la boca de los restos del último vómito, la cogió en brazos y la llevó hasta el coche. La llevó hasta su casa, pero no había nadie; "seguro que su compañera de piso también estaba de juerga". Volvió sobre sus pasos, y se decidió por llevarla a su hotel.
- Uf..., ¿ cuánto alcohol habrá ingerido?. ¡ Pero si yo también huelo a vómito !. - Porque al transportarla en sus brazos, se había impregnado su ropa-. La tumbaré en la cama. ¡ Menos mal !, finalmente se ha dormido .
Se paró un momento delante de ella y contemplo su pálído rostro. Aún le pareció más bonita que la última vez que estuvieron juntos, aunque la situación no era muy reconfortante. Se rascó la nuca, indeciso ¿ qué hacer con esta chica? Al fin se decidió y comenzó por quitarle las deportivas, los calcetines y los pantalones. La incorporó suavemente en la cama para no despertarla y también le sacó la camiseta. Estaba ante él en ropa interior, y sin embargo no le producía ningún pensamiento obsceno, muy al contrario, acarició su mejilla suavemente, sin a penas rozarla, y sonrió
- ¿ Qué voy a hacer contigo, pequeña Anastasia ? La taparé, no quiero que además de la borrachera, termine enfriándose. Apagaré esta luz para que no la moleste. Recogeré toda la ropa y la enviaré a la lavandería, y también la mía, que apesta.
. A continuación se metió en el baño para tomar una ducha. Él también olía mal , pero no le importó. Quizá el destino jugó una baza a su favor, puesto que no pensaba volverla a ver, y allí estaba durmiendo plácidamente en su cama.
-Estás a salvo, Steele. Duerme tranquila.
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