Y en la academia que Elena le había indicado, aprendió y supo lo que era el poder. El manejar las situaciones a su antojo, cuando él quería y como quería. Se sintió dueño absoluto de su vida. Nunca había conocido la sensación de tener en sus manos el poder y el respeto de cuantos le rodeaban.
Su actitud cambió radicalmente. Ya no organizaba peleas con sus compañeros. Bien es cierto que tampoco tenía amigos. No los necesitaba. Le bastaba con ver el rostro feliz de su madre y la tranquilidad de su padre. Se llevaba bien con sus hermanos, pero absolutamente nadie sabía a qué se debía el gran cambio experimentado en su vida. Todos lo achacaron a que ya era mayor y a punto de entrar en la universidad. Esperaban que allí se echara amigos, y quizá con algo de suerte, conociera a alguna chica que le enamorara. Con Elena se veía poco, y ambos ocultaban su relación. Ningún descuido. No se lo podían permitir, porque no sólo, si algo se descubría sería su relación, sino lo tormentosa de ella. Aprovechaban que Linc estaba fuera para encontrarse , siempre por separado, en su lugar secreto.
Allí se sentían libres. Actuaban como ellos querían. Seguía siendo salvaje, pero con la diferencia de que era Christian quién dirigía todo y Elena la complaciente amante. El placer de ambos se mantenía en auge, máxime que cada vez que se veían, utilizaban distintos juguetes para darse placer mutuamente.
En los espacios en que descansaban, después de sexo duro, tumbados en la cama y abrazados, cada uno de ellos, hacía confidencias al otro. Con ella, no tenía que fingir. No la ocultaba nada, y atendía atento los consejos que le daba. Ella se encargaba de recordarle de vez en cuando, que por su influencia, había cogido el buen camino, abandonando las peleas y la bebida en la que se estaba iniciando cuando se hicieron amantes.
Christian no sabía si aquello que sentía por ella, era enamoramiento o simplemente estaba seducido por sus encantos. El sexo con ella era salvaje ¿ sería lo mismo en todas las parejas? No había conocido a otra mujer para poder comparar. Le tenía totalmente para ella sola. No le había tentado ninguna chica de la universidad. Charlaba con ellas amigablemente, como compañeros, pero ninguna cita, ningún beso robado, ni nada más allá del compañerismo. Tampoco tenía mucho interés en cambiar las cosas. Elena era todo su objetivo. No había nada que él no hiciera por ella. Era casi una obsesión, pero todo lo achacaba al sexo, y no al amor.
Hacía el segundo año de económicas y al mismo tiempo ciencias políticas. Era un alumno con una extraordinaria inteligencia, pero se aburría mortalmente en las clases universitarias. No terminaba de encajar allí. Tenía ambiciones, y las quería conseguir ya, y para ello maduraba en su cabeza un plan: dejar los estudios y emprender algún negocio. Había cumplido veinte años y se sentía capacitado para ello.
Decidido, una noche mientras cenaban, toda la familia reunida, planteó el tema.. Las voces de Carrick retumbaron en toda la casa. Era un hombre difícilmente alterable, pero al escuchar lo que su hijo le planteaba, no pudo por menos que enfurecerse
- Esta conversación se ha terminado - dijo dando un puñetazo en la mesa, que hizo saltar los cubiertos-. ¿ Sabes la locura que acabas de decir? Ahora, cuando tu vida se ha encarrilado, se te ocurre tamaña locura. Lo entendería si tu inteligencia fuera más limitada, o no te gustase lo que has elegido. Porque fuiste tú quién eligió esa carrera, y tu inteligencia es más que brillante. No, no y no. Seguirás estudiando hasta que la termines. No hay más que hablar
Grace miraba atónita a su marido y a Christian. Lejos de estar enfurecido, el muchacho esperaba paciente a que su padre terminara de hablar, y cuando lo hizo, con toda la calma del mundo explicó
- Papá, no te exaltes de esa manera porque es inútil. He tomado mi decisión y cuando termine el curso, terminaré mi carrera universitaria. Escucha por favor lo que he planeado. Comenzaré con un negocio pequeño, pero confío en que pueda hacerlo mayor. No inmediatamente, por supuesto, pero si me ayudas, llegarás a estar orgulloso de mi
- Estamos orgullosos de ti - interrumpió Grace que ante una mirada de Carrick, guardó silencio
- Christian, te he dicho que terminarás la carrera. Si no lo haces, sintiéndolo mucho no tendrás nuestra ayuda. Si decides cometer la locura que nos has anunciado, tendrás que valértelas por ti mismo, porque yo no te daré ni un centavo. Que lo sepas. Si quieres ser independiente, empieza por serlo en todo
-¡ Carrick ! ¿ cómo puedes decir eso ? - exclamó furiosa Grace
- Es por tu bien, aunque ahora no lo veas claro. Pero quiero que mis hijos terminen sus estudios y que no dependan de sus padres para abrirse camino en la vida. ¿ Ha quedado claro ? pues bien doy por terminada la conversación
- De acuerdo - replicó Christian - Pero que lo sepas, este curso será el último. Y no te preocupes, me las arreglaré. Y ahora, sigamos la cena en paz
Tanto sus padres como sus hermanos, le miraban atónitos. Hasta no hace mucho tiempo, esa conversación hubiera sido motivo de un disgusto, y ahora, con toda la calma del mundo, proseguía partiendo su entrecot, como si tal cosa.
Sin embargo en la soledad de su habitación, repasaba dolorido la actitud de su padre, que comprendía, pero que no compartía. Allí no podía comentarlo con ninguno de ellos. Ni con Grace, porque compartía el criterio de Carrick. Ni con Elliot porque era de la opinión de ellos, ni con Mia, que por su juventud no sabía qué aconsejarle. Y su pensamiento voló hacia Elena. Ella le conocía bien y seguro que le apoyaría. Hablaría con ella, para despejar sus dudas y buscaría un trabajo para reunir algo de dinero y comenzar lo que tenía en mente.
Se reunieron a mediodía . No era extraño que les vieran juntos en un restaurante. Se trataba del hijo de unos amigos. Si acaso Linc se enteraba, eso le diría. Christian la contó lo que había hablado con sus padres, y la negativa de ellos a ayudarle. La dijo que buscaría un trabajo y ahorraría dinero, y cuando tuviera cierta cantidad emprendería un negocio. Comenzaría con tecnología. Conocía a un chico de la universidad que era un cerebrito. Había hablado con él, y estaba de acuerdo. En cuanto pudieran emprenderían el negocio.
Elena le escuchaba atentamente, y cuando Christian terminó le dijo rotunda algo que él no esperaba, y ni siquiera se le había pasado por la imaginación
- ¿ Cuanto dinero necesitarás para comenzar? - le dijo pausadamente
- Yo calculo que unos cincuenta mil dólares- respondió Christian
- Muy bien. Yo te prestaré cien mil. Cuando lo hayas puesto en marcha y comiences a ganar dinero, ya me los devolverás
- ¿ Me lo dices en serio ? ¿ Dispones de esa cantidad ?
- Por supuesto. Es tanto mio como de mi marido. Así que si,, lo tengo. Sólo habré de buscar una excusa para justificarlo. El sabe que me encanta la peluquería. Le diré que voy a poner una y que necesito el dinero para la fianza e instalación del local
- ¿ Vas a ponerlo de verdad?
-Naturalmente que no. Es una excusa
- Pero si pasado el tiempo ¿ no la pones ?
- Ya se me ocurrirá algo.¿ Para cuándo lo necesitas?
- Primero terminaré este curso. Sólo faltan tres meses. Cuando termine, me despediré de la universidad.
- Muy bien. Cuenta con ello
Y el tiempo siguió su curso, y con ello el final de estudios y de la universidad. Pero comenzaba algo nuevo para él que cambiaría su vida, y la de Elena.
Basado en la trilogía de la escritora británica E L James, Cincuenta sombras de Grey
Autora del relato: 1996rosafermu
Ilustraciones: Archivo 1996rosafermu
DERECHOS DE AUTOR RESEVADOS
Su actitud cambió radicalmente. Ya no organizaba peleas con sus compañeros. Bien es cierto que tampoco tenía amigos. No los necesitaba. Le bastaba con ver el rostro feliz de su madre y la tranquilidad de su padre. Se llevaba bien con sus hermanos, pero absolutamente nadie sabía a qué se debía el gran cambio experimentado en su vida. Todos lo achacaron a que ya era mayor y a punto de entrar en la universidad. Esperaban que allí se echara amigos, y quizá con algo de suerte, conociera a alguna chica que le enamorara. Con Elena se veía poco, y ambos ocultaban su relación. Ningún descuido. No se lo podían permitir, porque no sólo, si algo se descubría sería su relación, sino lo tormentosa de ella. Aprovechaban que Linc estaba fuera para encontrarse , siempre por separado, en su lugar secreto.
Allí se sentían libres. Actuaban como ellos querían. Seguía siendo salvaje, pero con la diferencia de que era Christian quién dirigía todo y Elena la complaciente amante. El placer de ambos se mantenía en auge, máxime que cada vez que se veían, utilizaban distintos juguetes para darse placer mutuamente.
En los espacios en que descansaban, después de sexo duro, tumbados en la cama y abrazados, cada uno de ellos, hacía confidencias al otro. Con ella, no tenía que fingir. No la ocultaba nada, y atendía atento los consejos que le daba. Ella se encargaba de recordarle de vez en cuando, que por su influencia, había cogido el buen camino, abandonando las peleas y la bebida en la que se estaba iniciando cuando se hicieron amantes.
Christian no sabía si aquello que sentía por ella, era enamoramiento o simplemente estaba seducido por sus encantos. El sexo con ella era salvaje ¿ sería lo mismo en todas las parejas? No había conocido a otra mujer para poder comparar. Le tenía totalmente para ella sola. No le había tentado ninguna chica de la universidad. Charlaba con ellas amigablemente, como compañeros, pero ninguna cita, ningún beso robado, ni nada más allá del compañerismo. Tampoco tenía mucho interés en cambiar las cosas. Elena era todo su objetivo. No había nada que él no hiciera por ella. Era casi una obsesión, pero todo lo achacaba al sexo, y no al amor.
Hacía el segundo año de económicas y al mismo tiempo ciencias políticas. Era un alumno con una extraordinaria inteligencia, pero se aburría mortalmente en las clases universitarias. No terminaba de encajar allí. Tenía ambiciones, y las quería conseguir ya, y para ello maduraba en su cabeza un plan: dejar los estudios y emprender algún negocio. Había cumplido veinte años y se sentía capacitado para ello.
Decidido, una noche mientras cenaban, toda la familia reunida, planteó el tema.. Las voces de Carrick retumbaron en toda la casa. Era un hombre difícilmente alterable, pero al escuchar lo que su hijo le planteaba, no pudo por menos que enfurecerse
- Esta conversación se ha terminado - dijo dando un puñetazo en la mesa, que hizo saltar los cubiertos-. ¿ Sabes la locura que acabas de decir? Ahora, cuando tu vida se ha encarrilado, se te ocurre tamaña locura. Lo entendería si tu inteligencia fuera más limitada, o no te gustase lo que has elegido. Porque fuiste tú quién eligió esa carrera, y tu inteligencia es más que brillante. No, no y no. Seguirás estudiando hasta que la termines. No hay más que hablar
Grace miraba atónita a su marido y a Christian. Lejos de estar enfurecido, el muchacho esperaba paciente a que su padre terminara de hablar, y cuando lo hizo, con toda la calma del mundo explicó
- Papá, no te exaltes de esa manera porque es inútil. He tomado mi decisión y cuando termine el curso, terminaré mi carrera universitaria. Escucha por favor lo que he planeado. Comenzaré con un negocio pequeño, pero confío en que pueda hacerlo mayor. No inmediatamente, por supuesto, pero si me ayudas, llegarás a estar orgulloso de mi
- Estamos orgullosos de ti - interrumpió Grace que ante una mirada de Carrick, guardó silencio
- Christian, te he dicho que terminarás la carrera. Si no lo haces, sintiéndolo mucho no tendrás nuestra ayuda. Si decides cometer la locura que nos has anunciado, tendrás que valértelas por ti mismo, porque yo no te daré ni un centavo. Que lo sepas. Si quieres ser independiente, empieza por serlo en todo
-¡ Carrick ! ¿ cómo puedes decir eso ? - exclamó furiosa Grace
- Es por tu bien, aunque ahora no lo veas claro. Pero quiero que mis hijos terminen sus estudios y que no dependan de sus padres para abrirse camino en la vida. ¿ Ha quedado claro ? pues bien doy por terminada la conversación
- De acuerdo - replicó Christian - Pero que lo sepas, este curso será el último. Y no te preocupes, me las arreglaré. Y ahora, sigamos la cena en paz
Tanto sus padres como sus hermanos, le miraban atónitos. Hasta no hace mucho tiempo, esa conversación hubiera sido motivo de un disgusto, y ahora, con toda la calma del mundo, proseguía partiendo su entrecot, como si tal cosa.
Sin embargo en la soledad de su habitación, repasaba dolorido la actitud de su padre, que comprendía, pero que no compartía. Allí no podía comentarlo con ninguno de ellos. Ni con Grace, porque compartía el criterio de Carrick. Ni con Elliot porque era de la opinión de ellos, ni con Mia, que por su juventud no sabía qué aconsejarle. Y su pensamiento voló hacia Elena. Ella le conocía bien y seguro que le apoyaría. Hablaría con ella, para despejar sus dudas y buscaría un trabajo para reunir algo de dinero y comenzar lo que tenía en mente.
Se reunieron a mediodía . No era extraño que les vieran juntos en un restaurante. Se trataba del hijo de unos amigos. Si acaso Linc se enteraba, eso le diría. Christian la contó lo que había hablado con sus padres, y la negativa de ellos a ayudarle. La dijo que buscaría un trabajo y ahorraría dinero, y cuando tuviera cierta cantidad emprendería un negocio. Comenzaría con tecnología. Conocía a un chico de la universidad que era un cerebrito. Había hablado con él, y estaba de acuerdo. En cuanto pudieran emprenderían el negocio.
Elena le escuchaba atentamente, y cuando Christian terminó le dijo rotunda algo que él no esperaba, y ni siquiera se le había pasado por la imaginación
- ¿ Cuanto dinero necesitarás para comenzar? - le dijo pausadamente
- Yo calculo que unos cincuenta mil dólares- respondió Christian
- Muy bien. Yo te prestaré cien mil. Cuando lo hayas puesto en marcha y comiences a ganar dinero, ya me los devolverás
- ¿ Me lo dices en serio ? ¿ Dispones de esa cantidad ?
- Por supuesto. Es tanto mio como de mi marido. Así que si,, lo tengo. Sólo habré de buscar una excusa para justificarlo. El sabe que me encanta la peluquería. Le diré que voy a poner una y que necesito el dinero para la fianza e instalación del local
- ¿ Vas a ponerlo de verdad?
-Naturalmente que no. Es una excusa
- Pero si pasado el tiempo ¿ no la pones ?
- Ya se me ocurrirá algo.¿ Para cuándo lo necesitas?
- Primero terminaré este curso. Sólo faltan tres meses. Cuando termine, me despediré de la universidad.
- Muy bien. Cuenta con ello
Y el tiempo siguió su curso, y con ello el final de estudios y de la universidad. Pero comenzaba algo nuevo para él que cambiaría su vida, y la de Elena.
Basado en la trilogía de la escritora británica E L James, Cincuenta sombras de Grey
Autora del relato: 1996rosafermu
Ilustraciones: Archivo 1996rosafermu
DERECHOS DE AUTOR RESEVADOS
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