Más por agradecimiento, que por negocio, Christian montó un salón de belleza por todo lo alto. Le entregó la dirección a Elena. Ella era dueña y señora para hacer y deshacer lo que creyera conveniente. No reparó en gastos. Al poco tiempo, debido por el exquisito trato y los modernos tratamientos de belleza que en él se dispensaban, no tardó en hacerse famoso entre la élite de lo mejorcito de Seattle. Le puso por nombre Esclava, en directa alusión a la relación que habían mantenido, hasta que el señor Linc se enteró de la infidelidad de su mujer, aunque nunca supo el nombre del amante.
Entre tanto, Christian se volcó en las nuevas tecnologías de comunicación, en energías renovables, y en tratamientos agrícolas para llevarlos a los lugares más empobrecidos de la tierra. Era mecenas de la Universidad.. Se hacía rico, muy rico y su popularidad se extendía poco a poco por toda la nación. Llegó a ser hombre del año en las más prestigiosas revistas financieras y del comercio en general.
Las revistas del corazón, se le rifaban para que les fuera concedida una entrevista del hombre más atractivo y enigmático de Seattle. El, celoso de su intimidad, nunca hizo concesiones respecto a airear su vida privada.
Y frecuentaba lugares en que pudiera satisfacer sus apetitos sexuales, con mujeres que practicaban el acto de la misma forma que él. Ya no había intimidad entre Elena y Christian. Cada uno iba por libre, como si nunca hubieran tenido relación alguna. Ella conocío a otro hombre al que sometía a sus caprichos como lo hiciera en un principio con Christian, y él por su parte llevaba hasta su apartamento a mujeres con las que pasaba el fin de semana.
Hacía tiempo que se había mudado a uno de los edificios más lujosos de Seattle, al Escala, y allí se hizo instalar una habitación exclusivamente para sus caprichos sexuales, en los que participaban las chicas que acudían puntuales los viernes por la noche.
Por él desfiló Leila , Amanda, Sussanah, Terry, Cristal... hasta un total de quince chicas. Leila, fue su más larga relación. A él le gustaba ella. Era alegre, juguetona y juntos disfrutaban al máximo de la relación que habían establecido. Pero ella se enamoró de Christian, y aunque tardó en planteárselo, el día que lo hizo, él dio por terminados sus encuentros. Ella se marchó esa tarde del Escala, llorosa y apesadumbrada, pero era una condición imprescindible que él imponía: nada de relaciones amorosas
- Lo siento, Leila. Pero lo dejé muy claro. No me gustan esos romanticismos que las mujeres enseguida os forjáis. Lo dejaba muy nítido el contrato. Nunca me enamoraré de nadie, no me interesa. Vivo para mis negocios, y cuando deseo el contacto físico, os tengo a vosotras. Se que suena egoísta, lo sé, pero lo dejo muy claro desde el minuto uno en que entráis por la puerta de mi casa. Aceptáis y firmáís, punto.. No ha lugar a reclamaciones. Creo que soy generoso con vosotras. Os estimo y disfruto con lo que hacemos, pero eso es todo. Nuestro contacto comienza un viernes por la noche y termina un domingo a la misma hora. Creo que debemos dar por terminada nuestra relación. Ya no es lo mismo ni para ti ni par mi. Nuestros juegos son de común acuerdo entre ambos. Los dos sabemos a lo que venimos a este cuarto. Cubrimos nuestras necesidades y cada uno vive su vida el resto de la semana. Eso es todo
Ella se despidió de él taciturna. Había concebido la esperanza, de que al estar tanto tiempo juntos, con la intimidad extrema que practicaban, terminarían en algo más que en amo y sumisa. Pero estaba claro que Christian no pensaba lo mismo. Al cabo de una semana, entró en escena otra nueva que duró poco tiempo, porque se echó novio y dejó esas prácticas con él.
Terminó por ser suministradas por Elena. A través del salón de belleza, escogía a chicas que practicaran lo que ellos hacían. Firmaban el contrato y el fin de semana pasaban horas en el apartamento de Christian. A veces Elena sentía ¿ celos, rabia ?... de no ser ella la que estuviera con él, pero era un hombre de palabra firme, y si dijo que se terminaba, se terminó. Al menos tenía el consuelo que de vez en cuando cenaban juntos, y él la confiaba sus más íntimos secretos a su buena amiga y maestra en el arte amatorio que ellos practicaban.
Todo era monótono. Se limitaba a una llamada de teléfono, una cita concretada con Elena para atender su petición, y un toque a la puerta el viernes por la noche. Cuando llegaban , sabían dónde habían de colocarse y cómo debían vestirse, o mejor lo que tenían solamente que llevar. Habían de ser puntuales porque eso es lo que más valoraba el Amo. Las últimas chicas que acudieron a su casa, ni siquiera sabían cómo se llamaba. Cuanto menos supieran mejor para todos.
Christian, recibió una llamada a su teléfono privado, un jueves por la tarde. Por inesperada le sorprendió y atendió a la chica que estaba al otro lado del hilo telefónico.
- ¡ Hola, soy Susannah ! No me conoces, pero soy muy amiga de Leila Williams, y a ella la conoces bien. El caso es que me ha hablado de ti y me interesa . ¿ Qué dices ?
- Pues digo que a mi no. No es una presentación muy al uso, y lo que conozcas a Leila, lo dudo, porque ella sabe como son las cosas y no creo que te diera recomendaciones
- Ha pasado el tiempo. Puedes creerme. Soy muy discreta y me va ese rollo. De hecho lo practico siempre que puedo. Deberíamos vernos
- Señorita no tengo el mas mínimo interés. Creo que se ha confundido
- Yo creo que no. Trabajo en Esclava, por si no lo sabes. Elena me ha dado, dijéramos, las bases. Las conozco y las acepto
- Si trabaja en Esclava, me pasaré en cualquier momento, y ya veremos. Ahora si me permite, tengo mucho trabajo -. Cortó la comunicación, y a renglón seguido marcó el número de Elena
- ¿ Qué rollo es el que acaba de largarme una chica que por lo visto trabaja ahí?
- ¿ Te ha llamado Susannah? Si le hable de , ya sabes. Ha firmado el contrato y acepta las condiciones.
- Creo que se trata de mi vida. Podrías, al menos haberme consultado. No me gusta que vayas por libre en lo que a mi se refiere. Ya no eres mi Ama, ni mi maestra... y se buscármelas bien, yo solito. Me acercaré por allí en cualquier momento y ya veremos.
No tenía necesidades imperiosas en ese momento, por tanto tardó varios días en acudir a Esclava, pero se acercaba el fin de semana y decidió dar una vuelta y observar a la nueva..Enseguida la localizó, puesto que al resto del personal lo conocía de tiempo. Era bonita y simpática, y hasta parecía que tenía clase. Hablo con Elena dándole la orden de que estuviera en su casa el viernes a las siete en punto, ni un minuto más. Ella aceptó con la cabeza dando a entender que estaba de acuerdo. Christian dio media vuelta y salió del local, seguido por las miradas de clientas y oficialas.
La relación con Susannah, duró a penas un mes y Christian la dio por finalizada por el mismo motivo que a otras anteriores: incompatibilidad, lo que se traduce en que las chicas se encaprichaban de él y ahí daba por terminada el contacto con ellas. Después llegó una chica de Arkansas, pero sólo duró un día, por motivos que más adelante conoceremos.
Autora del relato : 1996rosafermu. Basado en la trilogía de la escritora británica E L James, Cincuenta sombras de Grey
Ilustraciones: Archivo de 1996rosafermu
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
Entre tanto, Christian se volcó en las nuevas tecnologías de comunicación, en energías renovables, y en tratamientos agrícolas para llevarlos a los lugares más empobrecidos de la tierra. Era mecenas de la Universidad.. Se hacía rico, muy rico y su popularidad se extendía poco a poco por toda la nación. Llegó a ser hombre del año en las más prestigiosas revistas financieras y del comercio en general.
Las revistas del corazón, se le rifaban para que les fuera concedida una entrevista del hombre más atractivo y enigmático de Seattle. El, celoso de su intimidad, nunca hizo concesiones respecto a airear su vida privada.
Y frecuentaba lugares en que pudiera satisfacer sus apetitos sexuales, con mujeres que practicaban el acto de la misma forma que él. Ya no había intimidad entre Elena y Christian. Cada uno iba por libre, como si nunca hubieran tenido relación alguna. Ella conocío a otro hombre al que sometía a sus caprichos como lo hiciera en un principio con Christian, y él por su parte llevaba hasta su apartamento a mujeres con las que pasaba el fin de semana.
Hacía tiempo que se había mudado a uno de los edificios más lujosos de Seattle, al Escala, y allí se hizo instalar una habitación exclusivamente para sus caprichos sexuales, en los que participaban las chicas que acudían puntuales los viernes por la noche.
Por él desfiló Leila , Amanda, Sussanah, Terry, Cristal... hasta un total de quince chicas. Leila, fue su más larga relación. A él le gustaba ella. Era alegre, juguetona y juntos disfrutaban al máximo de la relación que habían establecido. Pero ella se enamoró de Christian, y aunque tardó en planteárselo, el día que lo hizo, él dio por terminados sus encuentros. Ella se marchó esa tarde del Escala, llorosa y apesadumbrada, pero era una condición imprescindible que él imponía: nada de relaciones amorosas
- Lo siento, Leila. Pero lo dejé muy claro. No me gustan esos romanticismos que las mujeres enseguida os forjáis. Lo dejaba muy nítido el contrato. Nunca me enamoraré de nadie, no me interesa. Vivo para mis negocios, y cuando deseo el contacto físico, os tengo a vosotras. Se que suena egoísta, lo sé, pero lo dejo muy claro desde el minuto uno en que entráis por la puerta de mi casa. Aceptáis y firmáís, punto.. No ha lugar a reclamaciones. Creo que soy generoso con vosotras. Os estimo y disfruto con lo que hacemos, pero eso es todo. Nuestro contacto comienza un viernes por la noche y termina un domingo a la misma hora. Creo que debemos dar por terminada nuestra relación. Ya no es lo mismo ni para ti ni par mi. Nuestros juegos son de común acuerdo entre ambos. Los dos sabemos a lo que venimos a este cuarto. Cubrimos nuestras necesidades y cada uno vive su vida el resto de la semana. Eso es todo
Ella se despidió de él taciturna. Había concebido la esperanza, de que al estar tanto tiempo juntos, con la intimidad extrema que practicaban, terminarían en algo más que en amo y sumisa. Pero estaba claro que Christian no pensaba lo mismo. Al cabo de una semana, entró en escena otra nueva que duró poco tiempo, porque se echó novio y dejó esas prácticas con él.
Terminó por ser suministradas por Elena. A través del salón de belleza, escogía a chicas que practicaran lo que ellos hacían. Firmaban el contrato y el fin de semana pasaban horas en el apartamento de Christian. A veces Elena sentía ¿ celos, rabia ?... de no ser ella la que estuviera con él, pero era un hombre de palabra firme, y si dijo que se terminaba, se terminó. Al menos tenía el consuelo que de vez en cuando cenaban juntos, y él la confiaba sus más íntimos secretos a su buena amiga y maestra en el arte amatorio que ellos practicaban.
Todo era monótono. Se limitaba a una llamada de teléfono, una cita concretada con Elena para atender su petición, y un toque a la puerta el viernes por la noche. Cuando llegaban , sabían dónde habían de colocarse y cómo debían vestirse, o mejor lo que tenían solamente que llevar. Habían de ser puntuales porque eso es lo que más valoraba el Amo. Las últimas chicas que acudieron a su casa, ni siquiera sabían cómo se llamaba. Cuanto menos supieran mejor para todos.
Christian, recibió una llamada a su teléfono privado, un jueves por la tarde. Por inesperada le sorprendió y atendió a la chica que estaba al otro lado del hilo telefónico.
- ¡ Hola, soy Susannah ! No me conoces, pero soy muy amiga de Leila Williams, y a ella la conoces bien. El caso es que me ha hablado de ti y me interesa . ¿ Qué dices ?
- Pues digo que a mi no. No es una presentación muy al uso, y lo que conozcas a Leila, lo dudo, porque ella sabe como son las cosas y no creo que te diera recomendaciones
- Ha pasado el tiempo. Puedes creerme. Soy muy discreta y me va ese rollo. De hecho lo practico siempre que puedo. Deberíamos vernos
- Señorita no tengo el mas mínimo interés. Creo que se ha confundido
- Yo creo que no. Trabajo en Esclava, por si no lo sabes. Elena me ha dado, dijéramos, las bases. Las conozco y las acepto
- Si trabaja en Esclava, me pasaré en cualquier momento, y ya veremos. Ahora si me permite, tengo mucho trabajo -. Cortó la comunicación, y a renglón seguido marcó el número de Elena
- ¿ Qué rollo es el que acaba de largarme una chica que por lo visto trabaja ahí?
- ¿ Te ha llamado Susannah? Si le hable de , ya sabes. Ha firmado el contrato y acepta las condiciones.
- Creo que se trata de mi vida. Podrías, al menos haberme consultado. No me gusta que vayas por libre en lo que a mi se refiere. Ya no eres mi Ama, ni mi maestra... y se buscármelas bien, yo solito. Me acercaré por allí en cualquier momento y ya veremos.
No tenía necesidades imperiosas en ese momento, por tanto tardó varios días en acudir a Esclava, pero se acercaba el fin de semana y decidió dar una vuelta y observar a la nueva..Enseguida la localizó, puesto que al resto del personal lo conocía de tiempo. Era bonita y simpática, y hasta parecía que tenía clase. Hablo con Elena dándole la orden de que estuviera en su casa el viernes a las siete en punto, ni un minuto más. Ella aceptó con la cabeza dando a entender que estaba de acuerdo. Christian dio media vuelta y salió del local, seguido por las miradas de clientas y oficialas.
La relación con Susannah, duró a penas un mes y Christian la dio por finalizada por el mismo motivo que a otras anteriores: incompatibilidad, lo que se traduce en que las chicas se encaprichaban de él y ahí daba por terminada el contacto con ellas. Después llegó una chica de Arkansas, pero sólo duró un día, por motivos que más adelante conoceremos.
Autora del relato : 1996rosafermu. Basado en la trilogía de la escritora británica E L James, Cincuenta sombras de Grey
Ilustraciones: Archivo de 1996rosafermu
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