Me ha dicho que si. Acepta ser mi esposa. ¡ Dios ! ¿ Cómo se puede ser tan feliz ? Me ha tenido en vilo durante días, y sin embargo ella lo tenia muy claro ¿ por qué me ha hecho esperar? Pero no me enfado, aunque creo que merezco una reparación. La cargo sobre mi hombro ante sus protestas que yo se que son de broma. ¿ Me ha pellizcado el culo ? Eso merece un azote, y se lo doy. Me manda bajar la voz, porque hemos olvidado que tenemos un huésped en el piso de arriba. A mi no me importa que nos oiga jugar, pero se que a ella le es incómoda la situación. La llevo hasta el baño, y después de quitarle los zapatos, nos metemos en la ducha. Abro a tope el grifo del agua helada y dejo que caiga en torrente sobre nosotros. Ella protesta y se rie, y mientras yo disfruto del espectáculo de ver su ropa mojada, pegada a su cuerpo, señalando sus curvas. La beso una y otra vez y le bajo el vestido y el sujetador hasta la altura del codo, dejando su medio cuerpo desnudo y a merced de mis manos que juguetean con sus pechos, al tiempo que beso incansable su boca, su garganta y sus pezones duros y erectos. Ella se atreve conmigo, y baja su mano hasta mi erección y la nota y pego mi cuerpo al de ella, para que la sienta. No quiero desnudarla aún. Estoy disfrutando de este juego y relajando mis nervios después de todo lo pasado. La repito una y mil veces que es mia y sólo mía, y ella asiente , y asiente al sonido de mis palabras. No quiero que se vaya nunca y se lo digo como si rezara, y ella me asegura que así será. Entonces doy un tirón de su ropa y se la quito, mostrándome su cuerpo. Es preciosa, es una diosa del amor.
Ella abre de un tirón la camisa y desnuda mi torso y me quita los pantalones. Estamos los dos frente a frente, cuerpo a cuerpo. Pero ¿qué hace ? Coge una manopla y deposita en ella un poco de gel. ¡ Va a lavarme ! Mi torso se tensa, a pesar de mis esfuerzos porque no suceda. Ella se da cuenta y me mira rápidamente, Me muestra la manopla y comienza a lavarme los brazos, las axilas, el cuello, el pecho y poco a poco su mano desciende hasta la zona púbica. Mi erección se hace patente, y sonrie con satisfacción. Se lo debo a ella, puede sentirse orgullosa de que sea esa mi reacción siempre que estoy cerca de Ana. Ya no puedo controlarme más, y no quiero que se de cuenta, así que tomo la iniciativa y le arrebato la esponja de la mano. Seré yo quién le lave a ella. Lo hago, a la vez que mis manos recorren sus exquisitas curvas, sus queridas turgencias que creí perdidas.. La llevo hacia la cascada de agua y mojo su pelo. La froto la cabeza y ella sonrie levemente y entorna los ojos. Yo, a la par que froto su cabeza, deposito pequeños besos en sus párpados, en su boca , en su cuello... en toda ella. ¡Es mia, cielo santo ! Es mia y me ha dicho que si ! Deseo que se entere todo el mundo, pregonarlo al viento y que corra hasta el último rincón de la tierra. Me acuerdo que hoy era el último día de veda. Es sábado. Puedo tomarla sin preservativos, piel con piel De repente me entra mucha excitación, y la empujo contra la pared de la ducha y hago que sus piernas rodeen mi cintura y la poseo con vehemencia, con frenesí renovado. La hago mía y ella me hace suyo. Nuestros gemidos se mezclan y la rudeza del coito nos libera de tantas tensiones del día anterior y es duro, pero ella lo quiere así, me lo pide y yo la sigo, y la sigo y la sigo..., y juntos nos dejamos ir abrazados bajo la ducha liberándonos de todo lo malo. Sólo existimos ella, yo y nuestro amor, y además me ha dicho que sí.
A penas tenemos fuerzas para tenernos en pie. Hemos agotado todas nuestras energías, pero ambos necesitábamos esa liberación, librarnos de las horas angustiosas vividas y comenzar a disfrutar la nueva etapa que se nos avecina: me ha dicho que si.
Corto el agua y cojo una toalla grande; nos tapamos los dos con la misma. Nuestros cuerpos están pegados uno al otro. Ana descansa su cabeza sobre mi pecho, y me doy cuenta que ya nada me incomoda; al contrario deseo sentir su mejilla sobre mi carne maltratada. Que no me tenso, que por fin, he vencido esa sombra también. Y la abrazo fuerte contra mi, y nos sentimos. Seco su cabello suavemente y al cabo de un rato, la llevo a la cama, está muy cansada y no sólo por los excesos amatorios; también ella ha sufrido por mi percance. Ambos necesitamos dormir. Es de madrugada, y mañana nos aguarda un día intenso, pero antes he de secarle el cabello. No me gusta que se acueste con él mojado; puede enfermarse,
Mañana tendremos reunión familiar para festejar mi cumpleaños. No me gustan nada este tipo de fiestas, pero ésta será especial. Anunciaré que Ana acepta ser mi mujer. Sé que va a ser una sorpresa para todos, e incluso para Flynn, que es quién está más al corriente de nuestras andanzas, pero no espera que anuncie tal cosa. Supongo que mis padres tampoco lo esperan. Va ser una gran sorpresa. En cuanto nos levantemos, mañana, avisaré a Mia de lo que voy a preparar para Anastasia. No tiene que divulgarlo, a nadie, sólo ocuparse de ello.
La deposito en la cama y beso su rostro. Intuye que mi tardanza en volver se debió a mi interés en no dejarla a solas con Jose. Me riñe y me echa en cara la preocupación que sintieron todos. Es cierto, tiene razón; fue una niñería. No pensé en la preocupación que pudieran sentir.Me disculpo, la sonrio y beso ligeramente sus labios y la dejo que se sumerja en el sueño reparador. Yo hago lo mismo y poco a poco la serenidad y el descanso llega a nosotros.
Siento un ligero movimiento a mi lado, en la cama, pero estoy tan cansado que soy incapaz de abrir los ojos. Paso mi mano por el hueco donde duerme Ana; la noto sigue aquí y la abrazo extendiendo mi mano sobe su cuerpo y mis piernas sobre las de ella.
Cuando estaba tratando de apagar los motores del Charlie, su imagen no me abandonó; posiblemente no volvería a verla y eso me hacía luchar contra el fuego con más firmeza, a pesar de los gritos de advertencia de Ross. Afortunadamente todo ha pasado y ahora la tengo aquí a mi lado y me ha dicho que si.
Lejanamente, oigo rumores de voces que hablan bajo y ruido de cacharros en la cocina. Tengo el sueño ligero y ese es el motivo de que me haya despertado. Ana no está en la cama. ¿ Con quién habla? De repente recuerdo que José está en la habitación de huéspedes. Termino de despejarme y rápidamente me pongo el pijama y salgo del dormitorio. Sé que es algo de niños, pero no puedo evitarlo. Supongo que algún día asumiré estas situaciones, porque no es que desconfíe de Ana, es que no quiero que nadie, ni siquiera, la mire. Algo difícil porque ella llama la atención por dondequiera que vaya. Me reúno con ellos, que en la cocina charlan de sus cosas amigablemente, mientras Ana prepara el desayuno
- Yo tomaré una tortilla - la digo cuando aparezco de repente. No me esperan. Me acerco a ella, la agarro de la cintura y la acerco a mi´ Su bata es de fina tela de satén, y mi pijama es fino también. Al acercarla a mi, ella nota que mi cuerpo se conecta con el suyo de inmediato, al mismo tiempo que la beso en los labios. Se ruboriza, pero he dejado bien a las claras que Ana me pertenece. ¡ Ya querría él haber sentido lo mismo la noche de la borrachera ! Era lo que pretendía, pero allí estaba Grey para evitarlo.
Ana se ruboriza, y José carraspea, pero a mi me importa un comino: he dejado claro quién es quién . Me siento y me dispongo a degustar la tortilla. Pienso que yo mismo he creado una situación violenta entre ellos; lo reconozco no debí actuar tan a las claras. Para distender el ambiente entablo una conversación con José sobre la pesca, y sin darnos cuenta, nuestra charla de repente se ha vuelto amena, amistosa y pienso que quizá he juzgado muy a la ligera al fotógrafo. En el fondo entiendo que sienta admiración por Ana. Ella nos deja hablar, pero no interviene en la conversación. Al cabo de un rato, da media vuelta y sale de la cocina. José se marcha a Portland Me despido de él, y decido dejarles a solas para que puedan despedirse sin estar yo presente que les violente. Me alejo, voy hacia el salón y él se pierde en el ascensor. Ella se reúne conmigo y le hago saber que entiendo el porqué José está enamorado de ella. Es una mujer preciosa. Ella se ruboriza, y me dice no importarla porque es a mi a quién quiere.. Tira de mi mano, y me lleva hasta el dormitorio.
Autoría: Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
Ella abre de un tirón la camisa y desnuda mi torso y me quita los pantalones. Estamos los dos frente a frente, cuerpo a cuerpo. Pero ¿qué hace ? Coge una manopla y deposita en ella un poco de gel. ¡ Va a lavarme ! Mi torso se tensa, a pesar de mis esfuerzos porque no suceda. Ella se da cuenta y me mira rápidamente, Me muestra la manopla y comienza a lavarme los brazos, las axilas, el cuello, el pecho y poco a poco su mano desciende hasta la zona púbica. Mi erección se hace patente, y sonrie con satisfacción. Se lo debo a ella, puede sentirse orgullosa de que sea esa mi reacción siempre que estoy cerca de Ana. Ya no puedo controlarme más, y no quiero que se de cuenta, así que tomo la iniciativa y le arrebato la esponja de la mano. Seré yo quién le lave a ella. Lo hago, a la vez que mis manos recorren sus exquisitas curvas, sus queridas turgencias que creí perdidas.. La llevo hacia la cascada de agua y mojo su pelo. La froto la cabeza y ella sonrie levemente y entorna los ojos. Yo, a la par que froto su cabeza, deposito pequeños besos en sus párpados, en su boca , en su cuello... en toda ella. ¡Es mia, cielo santo ! Es mia y me ha dicho que si ! Deseo que se entere todo el mundo, pregonarlo al viento y que corra hasta el último rincón de la tierra. Me acuerdo que hoy era el último día de veda. Es sábado. Puedo tomarla sin preservativos, piel con piel De repente me entra mucha excitación, y la empujo contra la pared de la ducha y hago que sus piernas rodeen mi cintura y la poseo con vehemencia, con frenesí renovado. La hago mía y ella me hace suyo. Nuestros gemidos se mezclan y la rudeza del coito nos libera de tantas tensiones del día anterior y es duro, pero ella lo quiere así, me lo pide y yo la sigo, y la sigo y la sigo..., y juntos nos dejamos ir abrazados bajo la ducha liberándonos de todo lo malo. Sólo existimos ella, yo y nuestro amor, y además me ha dicho que sí.
A penas tenemos fuerzas para tenernos en pie. Hemos agotado todas nuestras energías, pero ambos necesitábamos esa liberación, librarnos de las horas angustiosas vividas y comenzar a disfrutar la nueva etapa que se nos avecina: me ha dicho que si.
Corto el agua y cojo una toalla grande; nos tapamos los dos con la misma. Nuestros cuerpos están pegados uno al otro. Ana descansa su cabeza sobre mi pecho, y me doy cuenta que ya nada me incomoda; al contrario deseo sentir su mejilla sobre mi carne maltratada. Que no me tenso, que por fin, he vencido esa sombra también. Y la abrazo fuerte contra mi, y nos sentimos. Seco su cabello suavemente y al cabo de un rato, la llevo a la cama, está muy cansada y no sólo por los excesos amatorios; también ella ha sufrido por mi percance. Ambos necesitamos dormir. Es de madrugada, y mañana nos aguarda un día intenso, pero antes he de secarle el cabello. No me gusta que se acueste con él mojado; puede enfermarse,
Mañana tendremos reunión familiar para festejar mi cumpleaños. No me gustan nada este tipo de fiestas, pero ésta será especial. Anunciaré que Ana acepta ser mi mujer. Sé que va a ser una sorpresa para todos, e incluso para Flynn, que es quién está más al corriente de nuestras andanzas, pero no espera que anuncie tal cosa. Supongo que mis padres tampoco lo esperan. Va ser una gran sorpresa. En cuanto nos levantemos, mañana, avisaré a Mia de lo que voy a preparar para Anastasia. No tiene que divulgarlo, a nadie, sólo ocuparse de ello.
La deposito en la cama y beso su rostro. Intuye que mi tardanza en volver se debió a mi interés en no dejarla a solas con Jose. Me riñe y me echa en cara la preocupación que sintieron todos. Es cierto, tiene razón; fue una niñería. No pensé en la preocupación que pudieran sentir.Me disculpo, la sonrio y beso ligeramente sus labios y la dejo que se sumerja en el sueño reparador. Yo hago lo mismo y poco a poco la serenidad y el descanso llega a nosotros.
Siento un ligero movimiento a mi lado, en la cama, pero estoy tan cansado que soy incapaz de abrir los ojos. Paso mi mano por el hueco donde duerme Ana; la noto sigue aquí y la abrazo extendiendo mi mano sobe su cuerpo y mis piernas sobre las de ella.
Cuando estaba tratando de apagar los motores del Charlie, su imagen no me abandonó; posiblemente no volvería a verla y eso me hacía luchar contra el fuego con más firmeza, a pesar de los gritos de advertencia de Ross. Afortunadamente todo ha pasado y ahora la tengo aquí a mi lado y me ha dicho que si.
Lejanamente, oigo rumores de voces que hablan bajo y ruido de cacharros en la cocina. Tengo el sueño ligero y ese es el motivo de que me haya despertado. Ana no está en la cama. ¿ Con quién habla? De repente recuerdo que José está en la habitación de huéspedes. Termino de despejarme y rápidamente me pongo el pijama y salgo del dormitorio. Sé que es algo de niños, pero no puedo evitarlo. Supongo que algún día asumiré estas situaciones, porque no es que desconfíe de Ana, es que no quiero que nadie, ni siquiera, la mire. Algo difícil porque ella llama la atención por dondequiera que vaya. Me reúno con ellos, que en la cocina charlan de sus cosas amigablemente, mientras Ana prepara el desayuno
- Yo tomaré una tortilla - la digo cuando aparezco de repente. No me esperan. Me acerco a ella, la agarro de la cintura y la acerco a mi´ Su bata es de fina tela de satén, y mi pijama es fino también. Al acercarla a mi, ella nota que mi cuerpo se conecta con el suyo de inmediato, al mismo tiempo que la beso en los labios. Se ruboriza, pero he dejado bien a las claras que Ana me pertenece. ¡ Ya querría él haber sentido lo mismo la noche de la borrachera ! Era lo que pretendía, pero allí estaba Grey para evitarlo.
Ana se ruboriza, y José carraspea, pero a mi me importa un comino: he dejado claro quién es quién . Me siento y me dispongo a degustar la tortilla. Pienso que yo mismo he creado una situación violenta entre ellos; lo reconozco no debí actuar tan a las claras. Para distender el ambiente entablo una conversación con José sobre la pesca, y sin darnos cuenta, nuestra charla de repente se ha vuelto amena, amistosa y pienso que quizá he juzgado muy a la ligera al fotógrafo. En el fondo entiendo que sienta admiración por Ana. Ella nos deja hablar, pero no interviene en la conversación. Al cabo de un rato, da media vuelta y sale de la cocina. José se marcha a Portland Me despido de él, y decido dejarles a solas para que puedan despedirse sin estar yo presente que les violente. Me alejo, voy hacia el salón y él se pierde en el ascensor. Ella se reúne conmigo y le hago saber que entiendo el porqué José está enamorado de ella. Es una mujer preciosa. Ella se ruboriza, y me dice no importarla porque es a mi a quién quiere.. Tira de mi mano, y me lleva hasta el dormitorio.
Autoría: Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet
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