TODO GREY

domingo, 16 de abril de 2017

Todo Grey - Su liberación - Capítulo 10 - Amor, sexo, lujuria

Anastasia me ha pedido que vayamos al cuarto rojo. No me gusta, me trae malos recuerdos.  pero parece que a ella no le importa.  Ha tenido un día extraño; nerviosa, malhumorada, y por si todo esto fuera poco, la persecución que ha terminado de desquiciarnos.  Necesitamos alguna liberación, a pesar de haberla tenido en el coche, pero parece ser que para ella no ha sido suficiente.  Sin embargo, se muestra tímida ante mis preguntas ¿ a estas alturas ?, pues si, aunque parezca mentira, se comporta como si fuera la primera vez que vamos a echar un polvo.



  Lo quiero duro - me ha dicho antes de subir.  A mi me encantan los polvos duros y pervertidos, pero he de tener cuidado con ella y advertirle muy bien de lo que se trata, no vaya a ser que nos encontremos con alguna sorpresa que no deseo.  Me aseguro antes de entrar, de lo que quiere y me dice que la sorprenda, así que hoy estrenaré en ella uno de mis juguetes preferidos

- Dime que pare si es excesivo. Si así fuera pararé en el acto ¿ me has entendido ?

Ella asiente con la cabeza. La noto excitada y ruborosa, no se si por vergüenza o por la propia excitación de lo inesperado.  La  indico que se quite la ropa. Está solamente con la ropa interior y yo me paro un momento a contemplarla. Me vuelve loco su cuerpo bien formado, sin excesos, pero cada cosa en su lugar. La contemplo como si fuera un cuadro, y ella lo nota en mi rostro, en mis ojos que la contemplan con amor y con lujuria, y excitados pensando en lo que prepararé para ella.  Le quito las sandalias y la trenzo el cabello sujetándolo con una goma de pelo que llevaba en su muñeca.  En un principio me sorprende, luego comprendo que ella sabe las costumbres del cuarto rojo, se va familiarizando con el ritual que sigo en esta habitación y a ella le gusta participar.  Yo me descalzo, también, y me quito la camisa. Ella se termina de desnudar


La apoyo sobre la mesa de forma que su pecho queda en contacto con la madera y sus brazos permanezcan  totalmente extendidos.  No deberá soltarse, y así se lo indico, y ella acepta.  Le abro bien las piernas y acaricio su espalda, besándola, recorriendo todo su cuerpo.  Acaricio sus nalgas y le doy un azote fuerte que ella no espera, pero que lejos de molestarle, hace que lance un débil gemido de satisfacción. Deposito un beso en el lugar enrojecido que ha dejado mi mano.  Ella permanece quieta, expectante.

- Voy a taparte los ojos. No verás absolutamente nada.-.  Le advierto al tiempo que coloco un antifaz sobre sus ojos
- ¿ Por qué ? - me pregunta ella
- Has pedido que sea duro, bien pues así la intensidad será grande. No te haré daño, Anastasia, pero sentirás un gran placer. ¿ Deseas que siga adelante?
- Si - me contesta con un hilo de voz

Yo sonrío porque está deseosa de averiguar que es lo que voy a hacerle.  Gira la cabeza en la dirección que le llegan  los sonidos que hago al abrir la cómoda y alguno de sus cajones.  Ya sabe lo que se encierra en ellos, así que imagina que alguno de los juguetes es lo que voy a usar, pero no sabe que hoy estrenará, estrenaremos uno. Pongo música.  Necesita lubricación para lo que voy a hacerle, así que busco un tubo de gel con aromas florales que inundan el espacio.  Masajeo bien su zona íntima y lo extiendo hacia el ano.  Creo que al hacer ésto, comienza a imaginarse que voy a usar un dilatador anal.  Observo que aprieta sus manos sobre la mesa no sé si por impaciencia, temor, o excitación.  Yo sé que no le dolerá, que iré con mucho cuidado, pero ...  ¿lo sabe ella ?


- ¿ Confías en mi, Anastasia. ¿ Estás segura de lo que voy a hacerte?
 -Si,si. Imagino qué va a ser y,  aunque siento algo de temor, sé que no me harás daño, y deseo probarlo.  Así que si, estoy segura
- Muy bien nena.

Comienzo por besarla.  besos cortos y suaves que bajan desde su esbelto cuello,los omóplatos, sus costados, su cintura, sus nalgas... y allí me detengo y vuelvo a darle otro azote en la nalga contraria a la anterior.  Y sigo con el ritual: he de prepararla antes de nada.  Introduzco mis dedos en su interior y procedo a masajear su zona más íntima y acariciar la erógena, al mismo tiempo, lo que produce en ella excitación máxima  Con la otra mano libre, introduzco el más pequeño dilatador anal, puesto que es la primera vez que va a sentirlo. Lo voy girando lentamente y observo su reacción. Las manos siguen aferradas a la mesa, para ya no están agarrotadas a ella  No veo sus ojos, pero presiento que los tiene cerrados y sus labios están entreabiertos, por el que salen algunos débiles suspiros y algún que otro gemido, cada vez que giro en su interior el dilatador.


La penetro como ella quería, fuerte y duro, sin contemplaciones, y ella lanza un grito, no de dolor, sino de intenso placer, al tiempo que levanta la cabeza y la echa hacia atrás  Suena la  música, romántica, suave, muy del acto que estamos realizando, tan nuestro, tan lujurioso, tan de amor extremo como el que siento por ella.

Al cabo de un rato y después de seguir acariciando su parte más íntima, extraigo con cuidado el dilatador y soy yo quién ocupa su lugar, penetrándola a un ritmo frenético y acompasando nuestras respiraciones en una sola.  Aprieto los dientes y encajo mi mandíbula por el éxtasis y el placer que siento. Vamos Anastasia, la repito con voz ronca, y al sonido de mi voz,  ella alcanza un orgasmo profundo, convulsiona, se agita , se estremece y con un grito llega al clímax, e instantes después yo le acompaño agarrando sus caderas con fuerza y gritando su nombre con vehemencia.



Estamos los dos en el suelo del cuarto rojo, abrazados, exhaustos.  La rodeo con mis brazos y con mis piernas.  No hablamos, no podemos.  Al cabo de unos instantes, beso su cabello y la aprieto contra mi cuerpo.  Ella reclina su cabeza en mi pecho y acaricia mi rostro.

- ¿ Cómo estás ? - la pregunto algo temeroso, pensando en el juguete nuevo que hemos estrenado
- Bien... muy bien
- ¿ Seguro ? ¿ Estás satisfecha, ha sido como querias ?
- Si. Ha sido como yo quería.  Me encuentro mucho mejor. Bien... diría yo. Me gusta jugar, Christian

Yo la aprieto más contra mi y sonrio al comprobar que poco a poco va perdiendo el temor, y muy al contrario, al ir conociendo los juguetes, es ella misma quién los desea.
No se el tiempo que permanecemos abrazados. Al fin nos levantamos y comienzo a depositar en un cuenco todo lo utilizado para proceder a su limpieza.  La incansable curiosidad de Anastasia, me observa mientras lo hago y al final me pregunta
-Supongo que todo esto hay que limpiarlo cuidadosamente. ¿ Quién lo hacía ?

No sé de qué me sorprendo, pero lo hago.  Sencillamente no esperaba esa pregunta y no sé qué responder.  Dudo por unos instantes y ella perspicaz, se me adelanta en la respuesta

- ¿ Lo hacían tus sumisas ?
-Si.. y también yo

Ella se calla ¿ qué estará pensando ?.  La cubro con mi camisa y como no sé qué más decir, le ofrezco la posibilidad de un baño.  Ella acepta, pero con la condición de que yo también lo haga junto a ella.. Como no podía ser de otra forma, acepto encantado, y bajamos juntos de la mano hacia nuestra habitación.

La despojo de la camisa, y observo que, aunque tenuamente, aún se mantienen las señales de los moratones que la hice. No sé por qué recuerdo todo lo vivido con la persecución y me pregunto si al fin habrán localizado al sudes.  Lo sabré después del baño cuando vuelva a la sala de guardia.  Estoy francamente preocupado, y espero que mi preocupación no trascienda, y Ana  no se de cuenta de ello.

Me siento en la bañera detrás de ella abro mis piernas y  hago que se  acurruque entre ellas. La abrazo y la atraigo hacia mi.  Con una esponja, voy recorriendo su cuerpo, y está relajada y me deja hacer. Permanecemos en silencio durante unos segundos, quizás analizando el día extraño que hemos vivido.   Recuerdo que la arquitecta espera una conformidad a los planos de la nueva casa, y así se lo hago saber.



- Mas tarde tendremos que revisar los planos de nuestra casa.  Gia está esperando saber si son conformes o no.
 -De acuerdo.  Pero ahora olvídate del mundo, menos de mi. abrázame contra ti. Se está tan a gusto aquí, contigo.

Y permanecemos así, los dos juntos, con los ojos cerrados; ella sonriendo ante los besitos que le doy en el pelo y en sus sienes.  Mañana volvemos al trabajo.  Voy a echar de menos todos nuestros juegos, el estar juntos todo el día.  Después de este tiempo, se me va a hacer raro no estar con ella; me cuido de no decirle nada, de no hacer ningún  comentario, porque ella siente la misma nostalgia que yo.

No sé el tiempo que permanecemos dentro de la bañera, pero nos damos cuenta de que ha sido mucho, porque el agua está tibia solamente..  Salgo el primero y noto la mirada de ella fija en mi cuerpo, siempre lo hace, y a mi me causa risa ¿ qué mira ? E inmediatamente me acuerdo de mi definición del cuerpo femenino que le di en la galería de arte.  A ellas debe pasarles algo parecido.  Le tiendo la mano para ayudarla a salir y rápidamente la envuelvo en una toalla para secarla.


Creo que Ana ha subido de nuevo al cuarto rojo para recoger los restos de " nuestro naufragio " No quiere que la señora Jones, vea todo, a pesar de que conoce muy bien el cuarto, y  lo que hacemos en él.  Es ella quién lo limpia.  Yo mientras tanto, me dirijo a la oficina de guardia; quiero hablar con Ryan que ya ha regresado.  Quizá desafortunadamente por mi parte, le grito por haber sido poco eficientes en nuestra protección, pero la verdad es que hicieron lo que pudieron.  Creo que mis gritos se escucharon en todo el apartamento. Espero no haber asustado, con ellos a nadie.. Me dan las últimas informaciones y salgo de allí para reunirme con mi mujer, y poder revisar los planos del que será nuestro futuro hogar.

Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)
Fotografías: Internet

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