TODO GREY

viernes, 21 de abril de 2017

Todo Grey - Su liberación - Capítulo 15 - Sesión de peluquería

Taylor requiere mi presencia para una consulta referente al asunto que nos ocupa: Jack Hyde, pero es urgente, y no  puede esperar hasta que termine con la arquitecta. Cuando regreso junto a ellas, están terminando de examinar los planos y se nota que hay algo extraño en el ambiente. Ana lleva la voz cantante sin discusión de ningún tipo, y Gia asiente a sus indicaciones y le ofrece con todo detalle los pros y los contras de alguna idea que le hubiera expuesto ¿ Qué ha pasado en mi ausencia ?




A Gia se le nota incómoda nerviosa, y ni una sola vez me ha dirigido una mirada, cosa que anteriormente hacia cada dos por tres.  Cuando enrolla los planos, está dispuesta para marcharse, y Ana llama a Taylor para que la acompañe hasta la puerta. Se muestra muy ceremoniosa.  de repente ya no menciona nuestro nombre, sino que ahora somos señor y señora Grey.  En mi interior imagino que Ana la ha puesto en su sitio, y yo, francamente, respiro aliviado.  Sé que de ahora en adelante ya no estará acosándome cada vez que me vea, algo que me incomoda y además puede dar origen a que mi mujer lo interprete de otra manera.

Estaba en lo cierto: Ana le ha llamado la atención y se muestra celosa ¿ celosa ? ¿ de quién ? ¿ por qué ?  En mi vida sólo existe ella. No hay nada que me llame la atención en otra mujer. No tienen nada que me interese. Sólo amo a Ana, sólo deseo cuidarla, protegerla y poner el mundo a sus pies para que cumpla sus deseos.  

La estoy mirando fijamente porque ella se muestra alterada, y pienso que es por la visita de la Matteo.  Pero me recrimina que he sido muy avasallador esta mañana y vuelve a repetirme que no desea convertirse en una muñeca de adorno, porque entonces perdería todo mi interés por ella, y se sentiría perdida. Que todo eso es lo que quería hacerme comprender, pero que no la di oportunidad. 


¡ Oh, mi pequeña ! No entiendes  todo lo que representas para mi y lo que significa que seas mi esposa, y quiero que todo el mundo lo sepa, eso es lo que significa que lleves mi apellido. Si la costumbre fuera al contrario, no me importaría lo más mínimo sustituir mi apellido por el tuyo, porque significaría que soy enteramente tuyo.

Ella comprende mis razones, y yo las de ella.Prometo y así lo hago, que no intervendré en su trabajo nunca, pero que la seguiré cuidando siempre. Ella me dice que entiende el porqué de ese afán de protección, y todo queda saldado.  Para cambiar de tema me pregunta por lo que quería Taylor, y le digo que algo sobre Jack Hyde: " algo sin importancia ", le respondo porque no quiero hablar de ese tema.  Máxime con ella.

- Oye Ana ¿ ha ocurrido algo entre Gia y tú cuando yo no estaba ? Su actitud distaba mucho de ser la misma que cuando vino.
- Nada, sencillamente he puesto algo en claro. No me gustaba su forma de mirarte y de acercarse a ti.  Es una mujer hermosa y...
-¿ Estás celosa ? ¿ Cómo se te ocurre siquiera pensar algo así ? No me interesa en lo más mínimo; no tiene nada que me atraiga de ella, por muy hermosa que sea. Yo tengo a mi diosa de ojos azules ¿ cómo se te ocurre pensarlo? ¿ te he dado algún motivo para que pienses remotamente en ello?
- Es que hoy he tenido un mal día, sólo eso. Y quiero que me entiendas.  Nunca imaginé que llevaría una vida como la que  has puesto a mi alcance, ni que tendría un marido como tu, ni que sería editora, ni tantas y tantas  cosas que estoy viviendo en tiempo record. Es como si fuera por una carretera corriendo y detrás mio viniese una enorme camión dispuesto a atropellarme. Tengo la sensación de que me va a arrollar , que tu me vas a arrollar.



- Puede que tengas razón, pero cuando vi el correo sentí miedo
-¿ De qué ?
- Pienso que te me vas entre los dedos, que a veces te me escapas, que voy a perderte, porque aún tengo muy vivo el dolor de cuando me dejaste y es algo que no soportaría otra vez, Quiero ponerte el mundo a tus pies, todo lo que desees, por difícil que parezca, lo conseguiría para ti. Debiste decírmelo antes.  Lo hubiéramos hablado y nos hubiéramos evitado esta discusión.

¡ Se le olvidó !.  Me dice que se le olvidó.  Ella es así, simple y llanamente. Cierto es que nos ocurrieron demasiadas cosas en poco tiempo.  No está acostumbrada a una vida agitada, yo si  Su vida, hasta conocerme, era sencilla, sin complicaciones. No es que yo busque complicarme la vida, pero es algo azarosa debido a algunas gentes que me rodean. Las hay que tienen envidia de mi éxito y van poniendo piedras en mi camino.  pero ignoran que desde muy pequeño, he tenido que aprender a defenderme de cosas terribles, y eso me ha hecho fuerte y con recursos para combatir cualquier atisbo de maldad que me rodee.  Por eso es que tengo que protegerla a ella también, porque está cerca de mi, y eso es un peligro colateral.

Me repite que me quiere y que está segura de mi amor, y se abraza a mi y me dice que soy suyo. No tiene idea lo suyo que soy, de por vida. La estrecho contra mi pecho y creo que todos nuestros desacuerdos han quedado zanjados en ese momento.




A mi memoria llega algo que me dijo al entrar en el ascensor esta tarde: he de cortarme el pelo.  La tomo de la mano y nos dirigimos al baño.  Ella me mira con esa mirada que dice ¿ qué se le habrá ocurrido ahora?  Siempre sé lo que piensa y lo que no expresa con palabras. Le respondo que me tiene que cortar el pelo.  Ella se muestra asombrada y en un principio lo rechaza, pero yo insisto.

Coge una silla, que acomoda al lavabo. Me quito la camisa y me pone una toalla sobre los hombros. Va a lavarme la cabeza. Nunca antes nadie lo ha hecho y sus dulces dedos masajean mi pelo y yo poco a poco voy abandonando la tensión vivida. Cierro los ojos y noto como si  los brazos  se aflojaran del resto del cuerpo, y una especie de dormidera invade mi coronilla.  Ella me enjuaga y vuelve a ejercer su magia  sobre mi cabeza.  No creí que fuera tan delicioso y relajante esta sencilla operación. Nunca, ni Grace siquiera, lo había hecho cuando era pequeño. Yo sólo me bastaba para ello, es algo muy simple, pero delicioso. Entorno los ojos, pero la proximidad de ella me hace suspirar de deseo, y lo sabe.  Me pregunta si estoy a gusto, y le afirmo que si. Con esta acción tan simple, tan cotidiana, hace que me sienta querido, que formo parte de ella, aunque lo se, pero es algo íntimo de ella y mio, de nadie más. 

Ya ha terminado de lavarme el cabello, y hago que se siente sobre mis rodillas y dejo gotear el pelo mojado sobre ella y acaricio sus muslos, y aprieto sus nalgas.  La blusa se va mojando con el agua que escurre de mi pelo y resaltando sus curvas.




Acaricio sus muslos y llego hasta la cintura. Introduzco los dedos debajo de su ropa interior y poco a poco voy bajando sus bragas hasta dejarla con el medio cuerpo desnudo. Hago que ponga sus brazos hacia atrás y ato sus manos con la ropa interior que acabo de quitarle.  Ella me mira fijamente a los ojos tratando de adivinar lo que le voy a hacer. Froto mi nariz entre sus pechos que ahora se traslucen por la blusa mojada. Se la quito quedándose en sujetador. Introduzco mi dedo índice por su copa y se la bajo, y lo mismo con el otro pecho, dejándolos libres ante mi. Pongo las manos en su espalda y la acerco a mi cara. Chupo sus pezones y los acaricio con la nariz, e inmediatamente siento la reacción. Cubro con mis manos sus pechos masajeando de nuevo los pezones y retorciéndoles hasta que su dureza y el gemido de Anastasia,  denotan que la excitación que siente es grande. Ella inclina la cabeza hacia mi pecho, que besa y juguetea con mi vello y su nariz. Es exquisita nuestra intimidad; el verla tan mía, tan entregada, tan excitada, hace que yo también lo esté.  Ella se mueve buscando alivio en mis pantalones, pero yo sigo con el juego abrasador que la consume, que nos consume.



 Acaricio nuevamente sus muslos y sus nalgas y la separo de mi hasta mis rodillas. Bajo la cremallera de mi pantalón y dejo libre mi erección.  Ella mira fijamente con ojos lujuriosos y se lo que desea hacer, y lo que yo deseo que haga. Le pido que se levante y que se ponga de rodillas frente a mi.  Es excitante saber que me tendrá en su boca y deseo que así sea.  Ella sonríe y se aproxima a mi tomándome entre sus labios. Sube y baja una y otra vez, y pasea su lengua.  Yo estoy excitado al máximo y la siento una y otra vez y  muestra sus dientes mordiéndome ligeramente y chupando mi excitación. Esta es nuestra intimidad, lo que ambos necesitábamos después de una día tan estresante como el que hemos tenido.  Pero no deseo que acabe, y para ello le digo que pare, quiero sentirla, quiero tomarla.  La levanto del suelo y vuelvo a sentarla sobre mis rodillas.  Desato sus muñecas y ella introduce sus dedos en mi pelo que ya no gotea, y lo atrae hacia ella, presionando mi boca con la suya. Y yo recorro su espalda, y le quito el sujetador, y ahora siento totalmente su piel en mi piel.  Ella me besa en el pecho y nos perdemos en nuestras bocas y en las caricias de nuestro cuerpo. Yo paseo mis manos por su espalda, por su culo, por su garganta, por sus pechos. Los succiono y vuelvo a su boca y ella a la mia. 




 Pone una mano sobre mi hombro y se levanta ligeramente, con la otra mano toma mi pene y lo introduce dentro de ella.  Es maravillosa la sensación de sentirme suyo, porque ella es la que me está tomando y se levanta y vuelve a sentarse a un ritmo que yo acompaso con mis manos en su cintura. Y el éxtasis nos invade nuevamente. Pronuncio su nombre una y otra vez; aprieto los dientes porque no quiero que esa exquisita sensación termine nunca.  Ella entorna los ojos y echa la cabeza hacia atrás; entre abre los labios y deja escapar un gemido y ambos nos perdemos uno dentro del otro. Y noto que me voy acercando, y que ella se acerca y el clímax me invade totalmente y por primera vez en mi vida sexual, lanzo una especie de alarido cuando el orgasmo me devora , y en cuestión de un segundo, Ana se deja ir también.

Nos quedamos abrazados siendo nuestro cuerpo uno solo, y nos damos cuenta que es lo que necesitábamos para que todas las tensiones terminaran al mismo tiempo que nuestra sexual excitación. De esta forma solucionamos nuestras controversias.  Es lo que sabemos hacer: la posesión mutua del uno para el otro.  Nos quedamos quietos, abrazados porque ambos estamos extenuados, esperando que nuestras fuerzas vuelvan. No sé el tiempo que transcurre, pero de repente recuerdo que todo se inició porque deseaba que me cortara el pelo. La beso en la mejilla, que reposa sobre mi pecho con los ojos cerrados y el más puro placer reflejado en su rostro. Miro a mi alrededor, y es como si en el cuarto de baño hubiera habido una batalla campal.  Toda la ropa por el suelo y éste empapado de agua. Su ropa chorreando junto a mi camisa no menos mojada, mezclada con su ropa interior, también esparcida por el suelo.



- ¡ Eh, nena ! Tienes que cortarme el pelo -. La beso y la incorporo para que cumpla con su tarea que ha tenido tan exquisito preámbulo.


Autoría:   Versión libre de 1996rosafermu( Basada en la novela de E.L.James  Cincuenta sombras de Grey)

Fotografías: Internet

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