Anastasia está enfadada y comienza una discusión en la calle, que corto inmediatamente. No me gustan los espectáculos fuera de la intimidad. La digo que estamos allí porque ella lo deseaba y yo quería complacerla, además de verla, porque necesitaba sentirla a mi lado.
Es un recinto habilitado para exposiciones en un edificio de moderna construcción. Una señorita, muy arreglada para el evento, , nos recibe con una amable sonrisa, ofreciéndonos un catálogo de lo que allí se expone. En la cubierta, una fotografía de Anastasia, es lo que me sorprende. Se la ve alegre, feliz, preciosa mordisqueándose una uña con sonrisa picarona.
Siento algo parecido a una punzada en el estómago. Creo que ella está tan sorprendida como yo. A medida que avanzamos, vemos grupos de gentes que comentan entre si, y hasta en alguno de ellos, hay miradas que se dirigen hacia nosotros. Ana dice que no conoce a nadie, e insinúa que seguramente sea yo el motivo de su curiosidad, pero no estoy tan seguro de ello.
La dejo durante unos instantes mientras voy a por algo de bebida, que en estos actos suele ser bastante corriente, pero que al menos aliviará la sequedad de boca que tengo. Estoy empezando a impacientarme; veo que Anastasia busca con la mirada algo, o a alguien. Sin duda buscará al fotógrafo, como es natural. Él también la ve y se acerca rápido hacia ella. La abraza. " Aparta tus sucias manos de ella. No fuiste capaz de ayudarla cuando lo necesitaba y preferiste que un desconocido se la llevara. ¿ Qué clase de amigo eres. Y dices quererla ? " Cálmate Grey, la noche no ha hecho más que empezar.
La chica que nos recibió va en busca de él y se lo lleva, seguramente para que atienda a otros visitantes. Anastasia se queda sola mirando tímidamente ¿ me busca ? Yo la observo complacido. ¡¡Cómo la he añorado ! He de hacer cuanto esté en mi mano por volverla a tener; por hacer que volvamos a ser lo que fuimos ¿ y qué fuísteis Grey ? Ella pedía una pareja normal y tú la dijiste que de halagos y obsequios nada de nada: sólo los fines de semana. Ahora te das cuenta de que no es así, que la deseas de Lunes a domingo y cada mes del año, pero... Ella tiene la última palabra. Tendrás que desplegar todas tus dotes de seducción para reconquistarla. No sólo mostrarla lo que de verdad siento, lo que de verdad la necesito. Estos días pasados ha sido un infierno, y no estoy dispuesto a repetirlo.
La tomo de la mano, al tiempo que la ofrezco la copa de vino blanco, seguramente barato y caliente, pero todo eso es secundario. Lo importante es la mano de Anastasia entrelazada con la mia. Damos una vuelta por la sala y en un apartado, pero muy destacados, veo retratos de ella en distintas posturas y en distintos momentos. Creo que la sangre ha huido de mis venas. No daba crédito, y ella se sorprende también; se nota que han sido improvisados. La reflejan feliz y relajada, hermosa y sencilla, como yo quisiera verla siempre y que no consigo. ¿ La seguiré intimidando? Por lo que veo, si. Pero no debiera ser; hemos tenido intimidad y debería relajarse y saber que nunca le haría daño, para que se encuentre siempre en guardia.
- Ahora vuelvo - la digo al tiempo que deposito mi copa sobre una mesita. Ella no dice nada. Quizá piense que voy al servicio. Se da la vuelta, y yo me dirijo hacia la muchacha recepcionista y trato con ella la compra de todos los retratos de Anastasia.
La chica no puede abrir más los ojos y a penas acierta a pronunciar algunas palabras junto a una amplia sonrisa. Toma nota de mis datos y dirección y da órdenes a otro ayudante a que ponga un circulo rojo al lado de cada fotografía, indicando que está vendida. La entrego mi tarjeta, y aún se sorprende más al ver mi nombre inscrito en ella. Yo permanezco serio sin perder de vista a Anastasia, que en un momento dado, gira su cabeza hacia mi. ¿Qué les pasa a todos hoy que se sorprenden? Ultimada la operación, vuelvo con ella, que se sigue mostrando algo agresiva, aunque alguna respuesta mía la hacen sonreír.
La digo que ya hemos estado el tiempo suficiente y que hemos de irnos. Tenemos poco tiempo, pero en realidad lo que quiero es salir de allí cuanto antes. Estoy expectante ante la conversación que deseo mantener con ella; me tiene nervioso ante mi propuesta y su respuesta.
- A penas hemos estado media hora - me replica
- Tenemos poco tiempo. Él está atendiendo otros compromisos. Tenemos que irnos
-¿ De qué hablabas con la chica de los catálogos? Parecía estar encantada
- Si lo estaba
- ¿ Por qué ?
-Cosas de negocios
- ¿ No habrás comprado una fotografía ?
- No Anastasia, las he comprado todas
-¿ Todas ? ¡ Estás loco !
- Posiblemente, pero prefiero tenerlas en casa que no en el salón de algún baboso que se te coma con la mirada
- ¿ Prefieres ser tú ?
- Exacto nena. Prefiero ser yo. Despídete de tu amigo. Nos vamos
- Espera un poco, por favor
- He dicho que nos vamos. Tenemos poco tiempo, hemos de hablar y comer, sobretodo tú.. Parece que vas a desmayarte. Ve y despídete
- No ha cambiado nada ¿ eh ? Sigues siendo ordeno y mando
- Eso mismo. Ve y despídete. No me hagas que pierda la paciencia
Veo ir a Anastasia a regañadientes en busca de José, creo recordar que se llama. Él la dice unas palabras y ella sonríe y se abrazan cuchicheando. Ella le abraza más de la cuenta y me pongo furioso. ¿ Me está dando celos ?¡ No me lo puedo creer ! ¡ Acaba de decirme que lo ha pasado mal... y ahora se cuelga al cuello del chico ! Creo que me va a dar algo. No lo puedo soportar. Acabo de pasar un infierno por su ausencia, y ella me da ¡ celos !. Me mira y por un instante se le borra la sonrisa de los labios; creo que ha comprendido la situación. La tomo fuertemente de la mano y salimos a la calle. Necesito tenerla cerca de mi, estrecharla contra mi cuerpo, aquí y ahora. Miro calle arriba y abajo, y no lejos de allí observo que a mano derecha hay una especie de callejón. Rápidamente, trastabillando con sus tacones, Anastasia me sigue sin pronunciar palabra. Me conoce y sabe que no me ha gustado nada la despedida del chico. debo tener la cara contraída, y me mira de reojo. Efectivamente, es un callejón de salida lateral de algunos de los establecimientos circundantes. me dirijo hacia él con paso firme, y allí la empujo contra la pared, la sujeto con mi propio cuerpo, sientiendola, sintiéndome. Con las manos sujeto su cara y la beso brutalmente, descargando en ese beso toda la angustia de los días vividos y de los últimos instantes en la exposición. La suelto de un lado, porque ella también responde a mi explosión de sentimientos y recorro su cuerpo de arriba a abajo, me detengo en sus curvas por detrás y por delante, tan añoradas y deseadas, y al final vuelvo a su cara. Interrumpo bruscamente el abrazo y me inclino hacia adelante: he de controlar mis instintos. Estamos en la calle. Jadeo y ella también
- Siempre he procurado no tener sentimientos que, hasta ahora me han sido ajenos, con otra persona, con otras mujeres. Pero contigo Anastasia, no valen controles, sencillamente mi fuerza interior se desmorona ante ti.. El control se evapora. Eres mía, recuérdalo.
Espero un momento más hasta recuperarnos y la vuelvo a tomar de la mano. Ella no dice nada, aunque creo percibir una sonrisa. Yo por el contrario estoy tenso. Nuestro encuentro de ahora ha sido breve pero de una intensidad que me demuestra que la necesito hasta para respirar. Por fin, acierto a pronunciar algunas palabras, aún enfadado con ella
- Vamos. Busquemos un restaurante por aquí cerca. Tienes que comer y hemos de hablar. tengo que proponerte algo. Taylor vendrá a buscarnos. Iremos por carretera. Tendré más tiempo de estar contigo y podremos hablar tranquilamente.
La miro y compruebo que mi enfado se va desvaneciendo al contemplar el rostro querido, añorado, pero temeroso y vacilante. Creo que el encuentro ha sido muy revelador para ambos. Dócilmente, se deja conducir hasta Le Picotin. Un restaurante medio, pero bien servido y cerca de nuestra cita con Taylor, para nuestra vuelta a Seattle.
Es un recinto habilitado para exposiciones en un edificio de moderna construcción. Una señorita, muy arreglada para el evento, , nos recibe con una amable sonrisa, ofreciéndonos un catálogo de lo que allí se expone. En la cubierta, una fotografía de Anastasia, es lo que me sorprende. Se la ve alegre, feliz, preciosa mordisqueándose una uña con sonrisa picarona.
Siento algo parecido a una punzada en el estómago. Creo que ella está tan sorprendida como yo. A medida que avanzamos, vemos grupos de gentes que comentan entre si, y hasta en alguno de ellos, hay miradas que se dirigen hacia nosotros. Ana dice que no conoce a nadie, e insinúa que seguramente sea yo el motivo de su curiosidad, pero no estoy tan seguro de ello.
La dejo durante unos instantes mientras voy a por algo de bebida, que en estos actos suele ser bastante corriente, pero que al menos aliviará la sequedad de boca que tengo. Estoy empezando a impacientarme; veo que Anastasia busca con la mirada algo, o a alguien. Sin duda buscará al fotógrafo, como es natural. Él también la ve y se acerca rápido hacia ella. La abraza. " Aparta tus sucias manos de ella. No fuiste capaz de ayudarla cuando lo necesitaba y preferiste que un desconocido se la llevara. ¿ Qué clase de amigo eres. Y dices quererla ? " Cálmate Grey, la noche no ha hecho más que empezar.
La chica que nos recibió va en busca de él y se lo lleva, seguramente para que atienda a otros visitantes. Anastasia se queda sola mirando tímidamente ¿ me busca ? Yo la observo complacido. ¡¡Cómo la he añorado ! He de hacer cuanto esté en mi mano por volverla a tener; por hacer que volvamos a ser lo que fuimos ¿ y qué fuísteis Grey ? Ella pedía una pareja normal y tú la dijiste que de halagos y obsequios nada de nada: sólo los fines de semana. Ahora te das cuenta de que no es así, que la deseas de Lunes a domingo y cada mes del año, pero... Ella tiene la última palabra. Tendrás que desplegar todas tus dotes de seducción para reconquistarla. No sólo mostrarla lo que de verdad siento, lo que de verdad la necesito. Estos días pasados ha sido un infierno, y no estoy dispuesto a repetirlo.
La tomo de la mano, al tiempo que la ofrezco la copa de vino blanco, seguramente barato y caliente, pero todo eso es secundario. Lo importante es la mano de Anastasia entrelazada con la mia. Damos una vuelta por la sala y en un apartado, pero muy destacados, veo retratos de ella en distintas posturas y en distintos momentos. Creo que la sangre ha huido de mis venas. No daba crédito, y ella se sorprende también; se nota que han sido improvisados. La reflejan feliz y relajada, hermosa y sencilla, como yo quisiera verla siempre y que no consigo. ¿ La seguiré intimidando? Por lo que veo, si. Pero no debiera ser; hemos tenido intimidad y debería relajarse y saber que nunca le haría daño, para que se encuentre siempre en guardia.
- Ahora vuelvo - la digo al tiempo que deposito mi copa sobre una mesita. Ella no dice nada. Quizá piense que voy al servicio. Se da la vuelta, y yo me dirijo hacia la muchacha recepcionista y trato con ella la compra de todos los retratos de Anastasia.
La chica no puede abrir más los ojos y a penas acierta a pronunciar algunas palabras junto a una amplia sonrisa. Toma nota de mis datos y dirección y da órdenes a otro ayudante a que ponga un circulo rojo al lado de cada fotografía, indicando que está vendida. La entrego mi tarjeta, y aún se sorprende más al ver mi nombre inscrito en ella. Yo permanezco serio sin perder de vista a Anastasia, que en un momento dado, gira su cabeza hacia mi. ¿Qué les pasa a todos hoy que se sorprenden? Ultimada la operación, vuelvo con ella, que se sigue mostrando algo agresiva, aunque alguna respuesta mía la hacen sonreír.
La digo que ya hemos estado el tiempo suficiente y que hemos de irnos. Tenemos poco tiempo, pero en realidad lo que quiero es salir de allí cuanto antes. Estoy expectante ante la conversación que deseo mantener con ella; me tiene nervioso ante mi propuesta y su respuesta.
- A penas hemos estado media hora - me replica
- Tenemos poco tiempo. Él está atendiendo otros compromisos. Tenemos que irnos
-¿ De qué hablabas con la chica de los catálogos? Parecía estar encantada
- Si lo estaba
- ¿ Por qué ?
-Cosas de negocios
- ¿ No habrás comprado una fotografía ?
- No Anastasia, las he comprado todas
-¿ Todas ? ¡ Estás loco !
- Posiblemente, pero prefiero tenerlas en casa que no en el salón de algún baboso que se te coma con la mirada
- ¿ Prefieres ser tú ?
- Exacto nena. Prefiero ser yo. Despídete de tu amigo. Nos vamos
- Espera un poco, por favor
- He dicho que nos vamos. Tenemos poco tiempo, hemos de hablar y comer, sobretodo tú.. Parece que vas a desmayarte. Ve y despídete
- No ha cambiado nada ¿ eh ? Sigues siendo ordeno y mando
- Eso mismo. Ve y despídete. No me hagas que pierda la paciencia
Veo ir a Anastasia a regañadientes en busca de José, creo recordar que se llama. Él la dice unas palabras y ella sonríe y se abrazan cuchicheando. Ella le abraza más de la cuenta y me pongo furioso. ¿ Me está dando celos ?¡ No me lo puedo creer ! ¡ Acaba de decirme que lo ha pasado mal... y ahora se cuelga al cuello del chico ! Creo que me va a dar algo. No lo puedo soportar. Acabo de pasar un infierno por su ausencia, y ella me da ¡ celos !. Me mira y por un instante se le borra la sonrisa de los labios; creo que ha comprendido la situación. La tomo fuertemente de la mano y salimos a la calle. Necesito tenerla cerca de mi, estrecharla contra mi cuerpo, aquí y ahora. Miro calle arriba y abajo, y no lejos de allí observo que a mano derecha hay una especie de callejón. Rápidamente, trastabillando con sus tacones, Anastasia me sigue sin pronunciar palabra. Me conoce y sabe que no me ha gustado nada la despedida del chico. debo tener la cara contraída, y me mira de reojo. Efectivamente, es un callejón de salida lateral de algunos de los establecimientos circundantes. me dirijo hacia él con paso firme, y allí la empujo contra la pared, la sujeto con mi propio cuerpo, sientiendola, sintiéndome. Con las manos sujeto su cara y la beso brutalmente, descargando en ese beso toda la angustia de los días vividos y de los últimos instantes en la exposición. La suelto de un lado, porque ella también responde a mi explosión de sentimientos y recorro su cuerpo de arriba a abajo, me detengo en sus curvas por detrás y por delante, tan añoradas y deseadas, y al final vuelvo a su cara. Interrumpo bruscamente el abrazo y me inclino hacia adelante: he de controlar mis instintos. Estamos en la calle. Jadeo y ella también
- Siempre he procurado no tener sentimientos que, hasta ahora me han sido ajenos, con otra persona, con otras mujeres. Pero contigo Anastasia, no valen controles, sencillamente mi fuerza interior se desmorona ante ti.. El control se evapora. Eres mía, recuérdalo.
Espero un momento más hasta recuperarnos y la vuelvo a tomar de la mano. Ella no dice nada, aunque creo percibir una sonrisa. Yo por el contrario estoy tenso. Nuestro encuentro de ahora ha sido breve pero de una intensidad que me demuestra que la necesito hasta para respirar. Por fin, acierto a pronunciar algunas palabras, aún enfadado con ella
- Vamos. Busquemos un restaurante por aquí cerca. Tienes que comer y hemos de hablar. tengo que proponerte algo. Taylor vendrá a buscarnos. Iremos por carretera. Tendré más tiempo de estar contigo y podremos hablar tranquilamente.
La miro y compruebo que mi enfado se va desvaneciendo al contemplar el rostro querido, añorado, pero temeroso y vacilante. Creo que el encuentro ha sido muy revelador para ambos. Dócilmente, se deja conducir hasta Le Picotin. Un restaurante medio, pero bien servido y cerca de nuestra cita con Taylor, para nuestra vuelta a Seattle.
Autoría: Relato libre de 1996rosafermu, basado en la trilogía de EL James, Cincuenta sombras de Grey
Edición: 2017
Ilustraciones: Cincuenta sombras más oscuras
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario